lunes, 5 de febrero de 2018

¿Sabemos lo que celebramos?

Hace ya dos años que dedicamos una entrada a la santa de este día, Águeda de Catania, en la que se expresaba cierta animadversión al simbolismo que hay detrás de su figura, no a la pobre niña, Agueda, Ágata o Gadea, si realmente llegó a existir allá en aquel lejano s. III y sufrir las vejaciones que contaron sus hagiógrafos.

Precisamente hoy, navegando por las aguas de Internet, hemos encontrado un artículo firmado por Carmen Romeo Pemán que lleva por título ¿Es Santa Águeda una santa feminista?, que complementa con mucho rigor la información citada anteriormente. Recomendamos vivamente entrar en el enlace y leerlo aunque no nos resistimos a copiar una buena parte del mismo:

(...) Con la llegada del cristianismo, las antiguas divinidades paganas se consagraron a las nuevas advocaciones religiosas, sobre todo a la Virgen y a los santos. En este tránsito de lo pagano a lo cristiano, santa Águeda fue una de las santas con mayor fortuna.
Patrona de las casadas. Como muchas de sus compañeras de altar, estuvo relacionada con las enfermedades de las mujeres. Por los rasgos de su biografía se convirtió en la protectora de las casadas, de las enfermedades de los pechos, de la lactancia y de los partos difíciles. El carácter de sanadora que se le atribuyó en el País Vasco la llevó a ser la patrona de las enfermeras.
Su papel era diferente al de su vecina santa Apolonia, patrona de las solteras y del dolor de muelas. Y compite con santa Bárbara en la protección contra los volcanes, los rayos y los incendios.
Abogada de la lactancia. Hasta mitad del siglo XX, las mujeres de clase alta dejaban la lactancia de sus hijos en los pechos de las nodrizas. Precisamente, para animarlas a que dieran de mamar, se crearon advocaciones de diosas y santas amamantando. Esta costumbre venía de lejos. En Egipto la diosa Isis daba de mamar a su hijo. En las catacumbas la Virgen amamantaba al Niño. En el Renacimiento y en el Barroco abundaron las Vírgenes de la Buena Leche. La Virgen fue un modelo, pero hubo santas que también favorecieron la lactancia. Sobre todo, santa Brígida, festejada el uno de febrero, y santa Águeda, el cinco. Se eligieron fechas cercanas para reforzar el mensaje.
Origen ancestral. Esta fiesta tiene muchos elementos de origen pre-cristiano. En España era frecuente mezclar los cultos celtas con los de importación romana. En la Edad Media, la Iglesia intentó suprimir las fiestas paganas. Pero, como era imposible desterrar unas costumbres muy arraigadas, las cristianizó y las llenó de un significado religioso. En santa Águeda confluyeron tradiciones matriarcales celtas con romanas. Es decir, en sus festejos hay elementos folklóricos más antiguos que la propia santa.
Y, por si fuera poco este sincretismo de elementos arcaicos, hoy andan revueltas santa Águeda, patrona de las casadas, y santa Apolonia, de las solteras. Esto es, andan mezcladas la fiesta de inversión de las casadas con la de iniciación de las solteras.
El mundo al revés. Estas celebraciones que ponían el mundo patas arriba eran necesarias para respetar y fortalecer el orden social. Consistían en dar el poder a los subordinados* un día al año, en permitirles que se desahogaran con expresiones satíricas y burlescas. Y debajo de la alegría desbordante, latía la condición tácita de que el resto del año volverían el orden y la subordinación.
En la Edad Media la Iglesia controló estas fiestas, las santificó y les adjudicó un patrón. En ese reparto, como acabamos de ver, a santa Águeda le correspondió la fiesta de las casadas. Para asegurar y reforzar el papel de superioridad de los varones, era importante que un día al año las mujeres desahogaran y anularan sus deseos de mando, de forma colectiva.
Para terminar. Al principio santa Águeda era solo patrona de las casadas. Cuando se vaciaron los pueblos y se perdió la fiesta de santa Apolonia, patrona de las solteras, santa Águeda se quedó con todas. Y esto no fue bueno para las mujeres. Desde entonces resulta más fácil controlarnos juntas. (...)
 * En las Lupercales romanas, fiestas dedicadas al fauno Luperco, los esclavos se disfrazaban imitando el atuendo de sus señores mientras éstos se disfrazaban de esclavos. Era el mundo al revés en el que predominaba la extravagancia, la licencia y la locura. Pero, como con las mujeres, sólo un día al año. Era la manera de garantizar que el status quo se mantendría imperturbable el resto de los días del año. Así que, si no habéis hecho caso y no habéis leído el artículo de Carmen Romeo, terminaremos éste, con la respuesta a su pregunta que ella da ya al principio: No, Santa Águeda no es feminista. Como ya se ha dicho, es precisamente la garante del mantenimiento del sistema patriarcal durante todo el año. Así que, quien  quiera celebrar la fiesta, que la celebre pero sabiendo lo que celebra. A mí que no me feliciten. Sobre todo por respeto a mis antepasadas, las que tuvieron que someterse al destino que el patriarcado, sustentado por  la Iglesia y la tradición les tenía diseñado desde la misma cuna.



1 comentario:

  1. Gracias, muchas gracias por la valoración que haces de mi artículo, por completarlo con la referencia a los esclavo romanos y por recomendarlo encarecidamente. Un abrazos

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