jueves, 21 de septiembre de 2017

Cuando un amigo se va ...

Plantación de árboles. Marzo de  2007

"Donde tú te encontrabas bien era ayudando a los demás a conseguir sus objetivos".

 Esta frase, extraída de la despedida que su hijo Raúl ha colgado en Facebook es una afirmación que, estoy segura, suscribimos todos los troncedanos y troncedanas.José Mariñosa con su discreción habitual, sin hacer alarde de nada, sin ruido y sin polémica, siempre ha estado a punto para colaborar en todas las iniciativas que unos u otros proponíamos. Su legado queda entre todos nosotros, no sólo en el recuerdo sino también a la vista...

Porque cuando los paseantes se detengan  bajo los plátanos de sombra en el cruce de la carretera con la pista de San Ángel para resguardarse del sol y admirar el paisaje, el rumor de las hojas movidas por el viento nos evocará el mimo con el que se plantaron y la presencia de José en esos cuidados (sugiero que pongamos en ese mismo punto algún banco para favorecer los momentos de deleite y nostalgia).

De la misma manera podríamos hablar de los árboles frutales que en los últimos años ha ido plantando por distintos rincones del pueblo que, con los cambios de colorido y forma, nos volverán a traer su viva presencia.

Casa Mariñosa, un magnífico ejemplar de la casa tradicional del lugar.

Y cada vez que subáis a la plaza, al pasar por delante de casa Mariñosa, no dejéis de fijar la mirada en su puerta; será la ocasión propicia para volver a recordarlo a través de una muestra concreta de lo que fue su buen hacer profesional en una larga y reconocida trayectoria laboral.


Sé que no me equivoco cuando afirmo que todo Troncedo quería a José o, mejor, a Joseré de Mariñosa. Todos estamos tristes porque vamos a sentir su pérdida, por lo mucho que  nos duele que no haya podido disfrutar de sus años de jubilación de la manera que tanto anhelaba, porque todos nos quedamos mermados sin su presencia amistosa y conciliadora, porque pocas veces una canción ha dicho verdad más grande que aquello de "algo se muere en el alma cuando un amigo se va"...

Personalmente, quiero quedarme con una imagen que me trae recuerdos de una noche animada y feliz de junio de 2011. Cada vez que la miro revivo lo arropada que me sentía entre esos "tres chicarrones del norte" que no le tenían miedo al frío de la madrugada. Ese mismo frío que se ha infiltrado en mi corazón desde que me llegó el mensaje de que ya no podré repetir esta foto.


¡Hasta siempre, querido amigo!

De izda. a dcha., José, Miguel, Pili y Quino

P.C.



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