sábado, 28 de enero de 2012

Primavera en Sobrarbe

El viernes 27 de enero, Heraldo de Aragón publicaba en la sección de opinión  un  artículo de Carmelo Marcén dedicado al Sobrarbe que empieza con referencias a la larga historia de este territorio, incluida la reciente época de despoblación y abandono, pero que concluye señalando algunas pistas reales y posibles para la recuperación de lo que es y nunca debió dejar de ser esta tierra. Transcribimos algunos párrafos:

"Tristes Pirineos, tristes montes del maestro Pallaruelo, país de anochecida que vio partir a su gente de las aldeas escondidas, harta de arrastrar por estos montes sus vidas sin esperanza. En ocasiones fueron la soledad y la ausencia de futuro las que derrotaron los endurecidos corazones de los montañeses, otras veces los embalses anegaron las pocas tierras fértiles y ahogaron entre sus aguas las ilusiones pendientes. Nadie sabe el dolor que te causa haber perdido los dos tercios de la población durante el siglo XX (...)

El Sobrarbe que surge ahora sigue enviando su más preciado tesoro, el agua, hacia el sur. En justicia merece que se le restituya al menos una parte de lo que aporta, que se cumplan antiguas promesas y que se atiendan nuevas demandas (...)

En sus pueblos y aldeas vuelven a ver humear sus chemineras, sus casas han recompuesto parte de su figura. Algunos se afanan en recuperar la vida perdida con actividades hoteleras de calidad, otros apuestan por la gestión sostenible de la ganadería. Las organizaciones sindicales encontraron en la recuperación de pueblos abandonados una encomienda colectiva. Permanecen activos intentando ser un foco cultural dentro de la comarca. Nuevo Sobrarbe en el que la masa boscosa alcanza el 90% del territorio, una excepcionalidad que debe ser una seña de identidad fundamental. Así lo han entendido pequeñas empresas, diversos colectivos que desarrollan iniciativas medioambientales y culturales con ilusión y compromiso (...)

El lejano pálpito colectivo, que tan bien ha recogido la Ronda de Boltaña, de quien hemos tomado prestados muchos sentimientos y algunas ilusiones, todavía late. Por eso sus gentes necesitan que Aragón no las olvide en tiempos de crisis. Estos pueblos han de contar con ayudas similares a las que disfrutan los enclaves deportivos próximos, que demasiadas veces los oscurecen. Hay que conseguir que Sobrarbe tenga primavera, no sea nunca más un país perdido."




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