martes, 11 de enero de 2011

San Beturián, fiesta de San Angel

El 12 de enero el santoral católico celebra  la fiesta de San Victorián/San Beturián, patrono del barrio de Sant'Angel y de las casas de Torrocella y Sastre. La tradición consistía en que a media mañana los vecinos invitaban a unas copas de anís casero que ellos mismos destilaban a quienes se acercaban a participar de la fiesta. Al mediodía se celebraba Misa en la iglesia de Sant'Angel y después se repartía "la caridad" en la era de casa Viu, lugar donde más tarde la gente se acomodaba en asientos de piedra cubiertos con gramas de cáñamo para comer lo que cada uno aportaba. Por la tarde se bailaba en la sala de casa Viu y después de cenar en la de casa Sastre. Los músicos eran  aficionados del pueblo, entre los últimos que ejercieron de tales, estaban Antonio Torres de casa Torretas que tocaba el acordeón, Ramón Buil de casa Soltero, la guitarra, y mi abuelo, Antonio Lacambra, que tocaba la bandurria. Esta fiesta se vino desarrollando de esta manera hasta el año 1936, tras los tristes acontecimientos de los años siguientes se acabó el humor para seguir haciéndola. Sólo perduró t la misa y la caridad hasta que la emigración despobló el pueblo (El Caixigar nº 4, año 2006)

Junio'07. Una imagen "moderna" del santo acompañado de los viejos santos rescatados del expolio bélico
 Según cuenta la leyenda, San Victorián nació en Italia en el año 480. Huyendo de las tentaciones terrenales (ya sabéis, una mujer) llegó a los Pirineos. Tras una vida de eremita en la Cueva de la Espelunga y relalizando grandes prodigios, fue nombrado abad del monasterio que en un principio se llamaba San Martín de Asán. Tiempo después, en el siglo XI el monasterio tomó su nombre pasandose a llamar de San Victorian o San Beturián. Fue reconstruído por Ramiro I de Aragón y fué en el Monasterio de San Victorián donde se reunieron Ramiro el Monje y Ramón de Berenguer IV para decidir los esponsales entre este último y doña Petronila, unión que posteriormente daría como fruto la formación de la Corona de Aragón.

El Monasterio de San Victorián fue protegido por reyes y papas y durante siglos se configuró como el centro político, económico y espiritual de Sobrarbe, teniendo control también sobre localidades de Ribagorza, Somontano e incluso tuvo posesiones en Valencia. San Victorián es Panteón Real, donde se conservan los sepulcros de Gonzalo I y de Iñigo Arista. A finales del siglo XVI comienza la decadencia del cenobio debido a la pérdida de propiedades, por la politicas reales y eclesiáticas, especialmente por la creación del Obispado de Barbastro, pasando de controlar más de 50 localidades a sólo 20.

En la puerta de la pequeña "ermita"
Se tiene constancia documental de que el 25 de noviembre  de 1095, Sancho Galíndez de Oso, que había recibido la iglesia de San Miguel del castro de Troncedo de manos del rey Pedro I a cambio de la "guana de Lascuarre" y un caballo muy bueno que el mismo rey le había dado, donaba el pequeño templo al monasterio de San Victorián, bajo cuya advocación y obligación de diezmos quedó a partir de entonces. (Información que en su día extrajo Montse Rami de la obra Arte Religioso del Alto Aragón Oriental, tomo II, de D.  Manuel Iglesias Costa)

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