domingo, 29 de agosto de 2010

Conocer nuestro patrimonio


Desde su creación hace ahora ocho años, la Asociación Cultural "Castillo de Troncedo" ha mantenido una función potenciadora y multiplicadora de lo que ya venía siendo costumbre secular en el pueblo: los encuentros festivos y amigables y los momentos para el trabajo común y voluntario. Pero además  de otras muchas actividades, lo que ha resultado realmente novedoso ha sido la "tradicional" excursión de fin de verano. Un día que, además de seguir favoreciendo la convivencia de los vecinos, nos ha venido ofreciendo la oportunidad de  conocer el patrimonio natural y cultural que tenemos casi en la puerta de casa. Este año la ruta no parecía, a priori, demasiado interesante. Las localidades a visitar (Monzón, Fonz, ...) forman parte de unos itinerarios muy próximos  y, para algunos, cotidianos. Sin embargo, y paradójicamente, esa falta de motivación ha resultado ser fruto precisamente del "desconocimiento" porque la realidad es que podemos calificar las visitas de ayer, como un famoso torero, con dos palabras: IM-PRESIONANTE (el ceceo me lo evito porque no es de por aquí).

El castillo de Monzón, esa alta silueta tantas veces observada aunque sólo sea en nuestros trayectos por la carretera, cobra vida y nuevas dimensiones desde el interior de sus potentes muros defensivos que encierran tanta historia y tantos elementos a conocer. Hay que destacar las magníficas explicaciones de la guía, Mª Angeles Mur . Este trabajo de guía turístico no  puede disimular el gusto -o disgusto- con que uno lo ejerce y, en este caso, hay que decir que se le notaba precisamente el gusto por contarnos y darnos detalles de lo que allí se podía aprender, con lo cual los visitantes también disfrutamos el doble. Pero no podíamos deternos más tiempo, el programa nos llevaba hasta Fonz donde se volvía a repetir la circunstancia: todos habíamos pasado innumerables veces junto a la localidad pero muy pocos se habían detenido alguna vez y entrado a conocerla. Por todo ello  resultó doblemente sorprendente el encuentro con ese casco urbano salpicado de palacios renacentistas (con mejor y peor fortuna) y la enumeración de las personalidades ilustradas que la villa ha visto nacer: Pedro Cerbuna, Pedro Mª Ric, Irene Monroset (inventora de la mercromina) y otras muchas. La rápida visita al centro de interpretación del Renacimiento y a la Iglesia de la Asunción se completó con otra muy especial pues tuvimos ocasión de realizar realmente una incursión en otro tiempo y en otra escala social deambulando por los salones y dormitorios de la casa Ric, palacio de los Barones de Valdeolivos y propiedad actual del Gobierno de Aragón tras la cesión de la baronesa actual en 1.987. Se trata de un lugar donde el tiempo se ha detenido conservando todo tal como estaba hace cien, doscientos o quién sabe cuántos años. En este caso también hay que destacar el profundo conocimiento de la casa y la pasión que en ella ponía nuestro guía,  Enrique Badía, que nos explicó el inmenso valor de todo lo que no se podía ver por razones prácticas (espacio, infraestructuras, ...) y el importante  archivo heráldico y genealógico que conserva la casa fruto de la labor recopiladora del sexto de los barones de la familia, D. Francisco de Otal y Valdovinos.

Después de una mañana tan intensamente  "cultural" y sorprendente nos fuimos a comer (por cierto, muy bien) y la tarde la reservamos a visitar la bodega Irius. No vimos mucho vino ni mucho proceso de vendimia pero indudablemente quedamos impresionados por las magníficas y futuristas instalaciones que nos mostraron y los vídeos explicativos. Lo malo es que el vino ni lo vimos ...¡ni lo catamos!.

Ahora habrá que ponerse a pensar dónde vamos el año que viene pero, mientras tanto, a los que no pudieron venir, les aconsejamos vivamente que no dejen de realizar la visita, no hay excusa posible para no acercarse a lugares tan próximos y, también en dos palabras, es IM-PERDONABLE  no hacerlo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario